¿Puede tener efectos adversos sobre la salud la actividad física? Parte 2.
Por: Dra. Julie Cristina León Rodríguez. Especialista en Medicina del Deporte y coach en salud.

Como vimos en nuestra anterior entrada, existen algunos riesgos de la práctica de actividad física, dentro de los cuales describimos los relacionados con el sistema cardiovascular y osteomuscular. En esta entrada hablaremos de otros riesgos asociados y de recomendaciones para prevenirlos y disfrutar de una vida más activa.
Para un funcionamiento óptimo, el cuerpo mantiene un delicado balance interno y una comunicación adecuada con el exterior. Así, la función de las células se regula entre otros, manteniendo el equilibrio de nutrientes, como el oxígeno, el azúcar, las sales como el sodio y el potasio y otros como las grasas y proteínas. Para mantener estos parámetros dentro de límites normales, se requiere a su vez, de un funcionamiento adecuado de órganos como los riñones y el hígado entre otros.
Durante el ejercicio, el equilibrio corporal es puesto a prueba, por ejemplo, mantener la temperatura corporal especialmente en climas cálidos y en niños, requiere un volumen adecuado de líquidos, un mecanismo de sudoración en óptimas condiciones y, por tanto, un control circulatorio eficiente. De esta forma, es muy importante mantener un apropiado estado de hidratación con agua o con bebidas con electrolitos de acuerdo con la duración del ejercicio, el clima en el que se realice y la intensidad de este. Se recomienda en general, consumir abundantes líquidos a tolerancia y no esperar a sentir sed, ya que esta es un síntoma tardío de deshidratación.
En sesiones cortas, menores a una hora, en general, es preferible hidratar solamente con agua, mientras que para sesiones más largas e intensas, es recomendable el uso de bebidas con electrolitos o sales y azúcar, disminuyendo así el riesgo de deshidratación.
También habrás escuchado de la hipertermia y el golpe de calor, riesgos posibles con la práctica de ejercicio. Para ello, es importante entender que, durante el ejercicio, la contracción muscular produce calor local, lo cual, sumado a condiciones de calor ambientales y una hidratación inadecuada entre otros, puede llevar a elevaciones de la temperatura corporal que pueden incluso deteriorar el funcionamiento celular.
El aumento de la temperatura puede verse por ejemplo manifestada en calambres por calor, una expresión temprana y leve. También puede presentarse el síncope por calor, es decir, un desmayo o pérdida del conocimiento, producido por una inhabilidad del sistema cardiovascular para satisfacer los requerimientos de todos los órganos, ya que los músculos compiten por el flujo sanguíneo contra el cerebro. Este cuadro requiere manejo y evaluación médica inmediata.
Sin embargo y a pesar de estas situaciones, siempre la balanza favorecerá la práctica regular de actividad física, teniendo en cuenta seleccionar aquella que mejor se adapte a cada condición y objetivos, con una progresión adecuada e individualizada, el uso de elementos y ropa apropiados, así como la guía de profesionales de la salud, especialmente en condiciones que requieran una monitorización más cercana.
En MoviendoSe, estamos comprometidos con la práctica regular de actividad física, ejercicio y deporte de manera segura y divertida.